Aunque el pueblo tiene antecedentes prehispánicos, no sobrevivió el grupo autóctono y predomina el “mestizo”; pocos ancianos saben algunas palabras en mexicano o náhuatl y sus festividades carecen de elementos antiguos siendo manifestaciones sincretizadas las fiestas patronales a la Virgen de Guadalupe y San Cristóbal; aunque la creación de nuevos centros de población con capillas católicas a diversificado el calendario ritual de las conmemoraciones.

Las fiestas titulares de mayor arraigo corresponden al 25 de julio dedicada a San Cristóbal y la del 12 de diciembre dedicada a la Virgen de Guadalupe. En ambas se conjugan la organización y las manifestaciones litúrgicas y culturales; para el éxito se basan en las ordenanzas y las cooperaciones. La administración del templo esta a cargo de los fiscales que obtienen los recursos por limosnas y donativos que aun le llaman la “Dominica”. La fiesta piadosa incluye novenario, víspera, maitines y velada; con servicios religiosos para bautizos, primeras comuniones y confirmaciones. La Danza de “Moros y Cristianos” le da un carácter de formalidad y ritual; no obstante en los últimos años proliferan “los apolines” que son demasiado escandalosos. Durante la madrugada del principal día se cantan las mañanitas en el interior del templo o en un escenario instalado dentro del atrio, son interpretadas por artistas vernáculos locales acompañados de mariachis de renombre. Por la noche se queman grandes castillos de fuegos pirotécnicos que en la actualidad están sincronizados por computadora al ritmo de la música que se esté tocando.

En la plazuela se presentan las caravanas artísticas y se hace la presentación de grupos musicales o bandas gruperas con prestigio actual. Se acostumbra un jaripeo con toros o vaquillas; torneos relámpagos de básquetbol, volibol y futbol. Algunas peregrinaciones que salen de San Cristóbal van a distintos santuarios del centro de México y llegan al pueblo el día de la fiesta grande.

En ambas festividades llegan miles de comensales a disfrutar el mole poblano elaborado con mulato resultante del chile poblano criollo que se siembra y cosecha en los campos de Tepatlaxco, se acompaña de tortillas de maíz hechas a mano, pulque de las magueyeras cercanas, con frijoles criollos sembrados en el pueblo y para hacer rendir la comida se sirven carnitas de cerdo en el mole o por separado; a invitados especiales como los compadres se les llega a preparar barbacoa de borrego cocinada en hoyo u horno de barro.

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